MÚSICA Y TERAPIA: EXPERIENCIAS EN CHILE
Por Jorge Mendoza Vester
Efectos Fisiológicos del sonido
Al final del siglo XIX comenzaron las primeras experiencias científicas, midiendo cuantitativamente los efectos fisiológicos de las ondas sonoras. Algunas de las conclusiones de estas investigaciones son :
- El ritmo musical influye sobre el funcionamiento cardíaco, la frecuencia respiratoria, la tensión arterial y la función endocrina.
- El sonido provoca cambios en los trazados eléctricos del organismo.
- Provoca cambios en el metabolismo y en la biosíntesis de variados procesos enzimáticos.
- Estimula el Tálamo y la corteza, lo que permite el contacto a través de la música con pacientes que carecen de contacto verbal: autista, depresivos, etc.
- Ciertos sonidos hacen vibrar por resonancia la hipófisis, encargada de controlar la síntesis de numerosas hormonas y relacionada con la orientación temporo-espacial; y la Glándula Pineal, que coordina el ritmo respiratorio, cardíaco, el funcionamiento de las glándulas sexuales, y regula las actividades de la pituitaria a través de la secreción de melatonina.
- Se le atribuye al sonido un efecto, calmante y armonizante sobre todo el organismo.
Se trabaja en 3 niveles:
- el sonoro-musical: a través de la emisión de sonidos vocales, improvisaciones instrumentales y la audición de sonidos o músicas envasadas .
- el corporal: ritmos y movimientos del cuerpo, gestos y posturas.
- el verbal: palabras y reflexiones que surgen a partir de la experiencia no-verbal.
Entre otras cosas, la musicoterapia ayuda a desarrollar:
- El lenguaje y la comunicación, ya que mejora la inteligibilidad del habla incorporándole elementos del ritmo, la melodía la acentuación y la entonación. Desarrolla la expresividad vocal, enriquece las posibilidades de expresión gestual y corporal. Ayuda a expresar conflictos a través del lenguaje no-verbal.
- La Motricidad: ya que contribuye a la organización del esquema corporal, a la relación temporo-espacial y a la coordinación psicomotora.
- La Creatividad, el bienestar personal y social: ya que favorece el desarrollo de la sensibilidad afectiva, desarrolla sentimientos de autoestima, independencia y autonomía; y estimula la expresión y la imaginación, favoreciendo el vínculo con los pares.