1. Respirar aire puro.
2. Comer exclusivamente productos naturales.
3. Ser sobrios constantemente.
4. Beber únicamente agua natural.
5. Tener suma limpieza en todo.
6. Dominar las pasiones, procurando la mayor castidad.
7. No estar jamás ociosos.
8. Descansar y dormir sólo lo necesario.
9. Vestir sencillamente y con holgura, y
10. Cultivar todas las virtudes, procurando siempre estar alegres.
He aquí la síntesis de esta "medicina blanca", amiga de la naturaleza y de sus manifestaciones en el cuerpo de las personas. Esto último explica además porqué Lezaeta profundizó en la Iridología (irología), que es el estudio del iris para conocer el estado fisiológico del organismo. Asimismo se ocupó de atender al aspecto de la lengua, las uñas y las manos por cuanto entendía que todo estaba interconectado.
Ciertamente esta Medicina Natural evidencia semejanzas con muchas otras prácticas médicas tradicionales de la humanidad. Sin duda, es una entre muchas visiones, heredera de un saber ancestral interpretado y enriquecido con la inteligencia y dedicación de un hombre que obsequió su vida al servicio de otros seres humanos en un espacio natural de encomiable fraternidad.