Manuel Lezaeta Acharán

por Claudette Duchesne Berner

Antecedentes

Un camino de curación

Mi Vida Testimonio de Curación

Un camino de curación

Cuanto método quiso conocer a fondo, lo experimentó primero en sí mismo, así como las distintas terapias, que le parecieron beneficiosas para la salud, con un coraje y decisión nunca vistos. El premio a tan poco frecuente valor fue el logro de una salud envidiable que lo convirtió de enfermo incurable en el mejor ejemplo de los beneficios de una vida en armonía con la naturaleza.

Porque este fue el principal mensaje de su doctrina: el hombre es parte integrante de la naturaleza; gracias a ella nace, vive y se desarrolla. Ya en Hipócrates encontró los principios fundamentales de su sistema en afirmaciones como: "que tu medicina sea tu alimento y tu alimento sea tu medicina"; "no hay enfermedades sino enfermos"; "la Naturaleza es la que cura".

Sorteando enormes dificultades y la oposición cerrada de los médicos de su época, como también de las otras escuelas de naturismo, el descrédito y acciones legales en su contra por «ejercicio ilegal de la medicina», don Manuel tuvo el valor de demostrar en su propio cuerpo la realidad de sus convicciones, adoptando un sistema de vida coherente con ellas. Pero lo verdaderamente destacable en él, no es el haber sido un hombre de una inteligencia excepcional, ni los múltiples talentos que lo adornaban, sino la intención de bien que marcó sus actos y lo llevó por una senda plagada de obstáculos.

Su certeza de que la Naturaleza como fuerza vital es la fuente que provee a nuestra existencia desde su principio y de cuantos bienes necesita para desarrollarse y conservar la salud, quiso compartirla con todos los demás hombres y para ello no escatimó esfuerzos. Dedicó su vida a investigar y a curar enfermos atendiendo gratuitamente a cuantos desposeídos acudían a él en busca de alivio a sus males, empleando en ello recursos propios cuantas veces fue necesario.

Un camino de curación