Ellos aportan maestría en su virtuosismo instrumental, para urdir un viaje por parajes imaginarios de la nostalgia íntima de cada recuerdo aludido en los sonidos de este disco.
El tercer disco de Rodrigo Cepeda Subhira, es una de sus bellas creaciones en que reúne a connotados músicos de la escena nacional como Cristián Crisosto en clarinetes saxos y flauta traversa (especialmente impresionante en clarinete bajo que suena con una profundidad y vibración increíbles) , Tomás Thayer en Bansuri, varios de los integrantes de entrama, entre otros.
Ellos aportan maestría en su virtuosismo instrumental, para urdir un viaje por parajes imaginarios de la nostalgia íntima de cada recuerdo aludido en los sonidos de este disco.
A ratos la curiosa mezcla de sonidos andinos con orientales genera una atmósfera curiosa y exótica además de la característica música de Subhira.
Son particularmente evocadores, por lo diferente y misterioso, los temas "Travesía", "Creencias por nada ""Carhuello" y "Abuelo Miguel" con la voz de Jeannette Pualuan en un canto de estilo árabe-judaico y Sufi.
Un trabajo fácil de disfrutar pero que presagia misterios y profundidad, esa que todos necesitamos recuperar.
Bonito, familiar y nostálgico
Esta es la última producción de Subhira. De corte rítmico-étnico, con instrumentos hindúes, mapuches, latinoamericanos y flautas celtas, junto a voces femeninas de alto nivel.
Es un interesante trabajo experimental, tecno-étnico, que vale la pena conocer.
Destaca el primer tema, que crea climas diversos a modo de un viaje. Para los amantes del trans -música para bailar y entrar en trance-, el último tema envuelve en el ritmo y embauca la mente para invitar a los auditores a fluir en el movimiento.
Los temas son extensos y trasladan a lejanos parajes y culturas llenas de secretos y misterios.
Ambas producciones son publicadas por Mundovivo, un sello independiente que acoge a músicos de esta especial factura: La música del mundo. Una música que invita a reencantarse con las experiencias sensoriales, a retomar trazos de culturas atávicas y a contemplar el flujo de la existencia de lo vivo.
Una iniciativa que hace falta reconocer y difundir en el país.