Por Ximena Santa Cruz B. y Jericó Zambrano
Fito Paéz: Una vuelta nueva por la música
Las dos facetas expresivas de Fito
El otro Fito, el escritor, el narrador de la vida real, de la marginalidad la muerte, las pequeñeces y oscuros vicios urbanos, es también un excelente "fenomenólogo" de las emociones humanas, las más sublimes y las más perversas. Describe el dolor, la agonía, la alegría y hasta la rabia , que tantos años fue sus compañera, después del asesinato de sus tías.
Recordamos "Ciudad de Pobres Corazones" en que grita contra la ciudad que le arrebató a sus seres queridos .."..en esta puta ciudad todo se incendia y se va, y matan a pobres corazones…". Esa misma rabia la redime y recupera la fe en la capacidad de dejar ir a quienes quiso y no están.
En "Parte del Aire" que editó por primera vez en el disco "La, la, la", grabado junta a Spinetta el 86 y que reedita con una versión madura y plácida en "Euforia", ese magistral disco que nos permitió conocer al Fito que se escondía tras la figura divertida y patética de su juventud.
Un Hombre, masculino, hasta atractivo, lleno de matices de sensibilidad, sensualidad en el que el jazz y el amor, el afecto, el perdón y la amistad eran posibles.
De vuelta en la vida creyendo que es posible vivir en vez de sobrevivir, que ha retomado el placer de degustar cada experiencia y que al igual que Pedro Aznar (ver entrevista con ecovisiones en revista nº8), reconoce que la música tiene un aspecto fundamental para recuperar el alma del dolor y los sufrimientos, de la neurosis, y la pérdida de contacto con uno mismo, del olvido de las pautas que nos conectaban con el planeta y sus procesos . "-… interesa el fenómeno extra-negocio de la música, la música como lenguaje curador y como lenguaje que te conecta con emociones fuertes…"
Fito ya descubrió algo que todos buscamos. Descubrió que el mundo tiene una tendencia a explicar, a interpretar y a resumir todo, para que todos entiendan, y que como su música es algo que fluye y que él mismo no puede racionalizar, está obligado a disentir con esa forma.
En esta etapa del señor Páez, aunque a él no le gusten los encasillamientos, ni las teorizaciones, hay que admitir que se le nota que está "bárbaro", que ha crecido, y que aprender a no tener expectativas le ha ayudado a reflejarse más feliz, porque " todo es para recibir".