A riesgo de parecer conservadora, pregunto si las actuales tendencias educativas que, con un laudable objetivo renovador ponen cada vez mayor énfasis en la incorporación del niño las tecnologías comunicacionales; el niño es enfrentado al computador a más temprana edad, dentro de las escuelas y también en el hogar.
Por otra parte, aunque sin afán educativo alguno, la televisión y empresas computacionales le proporcionan video-juegos, en los cuales el niño es impulsado a reemplazar sus propias imaginaciones (las que antes le proporcionaban los libros y relatos orales) por historias de dibujos de animación que compiten con aquellas y obnubilan su capacidad creadora reemplazándola con personajes de ficción y elementos, llenos de violencia y agresividad.Así, la industria de video-juegos y la mayoría de los programas de animación para la televisión, por un lado y la educación con demasiado énfasis en la tecnología por otro, están colaborando a condicionar, tempranamente, la mentalidad infantil, llevándola por un camino que, sin lugar a dudas, aleja al niño de su ser natural; lo aleja de los juegos creativos en el hogar, lo aleja de su instintiva curiosidad que lo lleva a investigar por si mismo la naturaleza.
Satisfacen esa curiosidad, entonces, con exceso de información predigerida, con exceso de datos que no llevan al niño a hacer su propio trabajo y continuar su aprendizaje, a través de su propia experiencia.
En el fondo, muchos de nosotros sabemos esto, pero no hemos tenido hasta ahora la decisión para cambiar el rumbo en el buen desarrollo de nuestros niños y nos dejamos llevar por el arrollador impulso de la mayoría, esa mayoría manipulada por la publicidad y los intereses comerciales que tras ellos actúan.Es un camino cómodo en el que nos adormecemos y nos olvidamos de lo que es verdadero y bueno para nuestros niños.