Viernes, 23 de febrero de 2007
Ver Alquimia Bioquímica e inmortalidad
Una década después de haber sido clonada la oveja Dolly trae a la comunidad científica una serie de de inquietantes preguntas.
El experimento que dio origen a este ser vivo marcó el inicio de una etapa nueva para la ciencia. En primer lugar esta oveja de origen escocés contradijo a los que no creían posible la clonación de mamíferos por medio de células adultas.
El experimento realizado en el Instituto Roslin de Edinburgo, no ha cambiado demasiado desde el punto de vista técnico. En el año 1997 se creó una oveja luego de 277 intentos, ahora el promedio para producir un clon es de 150 a 200 intentos.
La técnica consiste en remover el núcleo de una célula de un animal donante e implantarlo a un óvulo no fertilizado, al cual se le remueve el material genético.
Luego, se le aplica un choque eléctrico junto a una pequeña dosis de químicos, y ya, el óvulo comienza su transformación en embrión.
Esto parece simple en papel, sin embargo, es necesario que la célula olvide las características especializadas de donde proviene (por ejemplo, si es una célula de la piel) y actúe como una célula madre, o sea tenga la capacidad de transformarse y de origen a todo el conjunto de diferentes células que conforman a un ser vivo.
Aunque casi todas las energías se han enfocado en la investigación con animales, la clonación humana es el hecho que más llama la atención por sus posibilidades terapéuticas.
La expectativa es que cuando se pueda, los investigadores podrán entender, y quizás curar, a través de técnicas de transplantes y otras aplicaciones muchas de las enfermedades del ser humano.
En términos de la clonación humana la comunidad pareciera no sentirse muy atraída por sus implicaciones y consecuencias.
Hay un aspecto especialmente relevante que hasta el momento la comunidad científica parece no haber tomado demasiado en cuenta. Tanto la oveja Dolly como otros animales clonados han experimentado envejecimiento prematuro, enfermedad que podría estar relacionada con la hipótesis de la telomerasa.
De acuerdo a esta teoría el envejecimiento celular se debe a la pérdida de telómeros en los extremos de las moléculas de ADN, responsables de casi todos los procesos bioquímicos en la célula entre otros de la reproducción celular.
Los telomeros son cadenas repetidas de aminoácidos que se encuentran al final de cada molécula de ADN que aseguran la integridad de la información contenida en ésta y que se van perdiendo en cada división celular.
De acuerdo a esta teoría, al tomar un núcleo de una célula adulta, este tendría menos telomeros y al experimentar divisiones celulares en el organismo clonado, pronto la información contenida en las cadenas de ADN se haría inviable y las células envejecerían explicando el envejecimiento prematuro de los organismos clonados
La oveja Dolly murió en 2003 afectada de esta enfermedad. Su cuerpo disecado se exhibe en el Museo Real de Edimburgo.