El tema de la virginidad femenina y de la existencia de Vírgenes es constante en todas las religiones.
Las hay como servidoras de las diosas y dioses griegos y romanos, lo mismo que entre los mayas, los aztecas e incluso en el budismo donde son las seguidoras de Budas y miembros de la sangha.
Pero sobre todo entre los judíos y en el cristianismo es donde toma más fuerza la idea de la virgen
Tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento están plagados de relatos que hablan de la virgen o doncella que guarda su integridad física. Incluso se identifica con la ciudad sometida que es como una virgen deshonrada, o de la virginidad del pueblo de Israel que se mantiene fiel a la alianza sin prostituirse ante los ídolos.
En el cristianismo siempre ha importado mucho la virginidad, ya que desde el primer momento se aplicaba a rajatabla el sexto mandamiento y era considerado un grave pecado, incluso se llegaba al martirio por no perderla.
No obstante es mucho más importante el concepto de Virgen como madre de Cristo, que concibió a su hijo sin perder la virginidad y que incluso lo dio a luz gracias a la labor del Espíritu Santo.
Mateo (1;23-25): "La Virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien pondrán el nombre de Emmanuel, que significa, Dios con nosotros. Despierto José del sueño, hizo como el Angel del Señor le mandaba: recibió a su esposa y, sin haberla conocido, dio ella a luz un hijo, y él le puso el nombre de Jesús".
Voz asociada con religión y religiones antiguas.