Juego completo de naipes que también recibe el nombre de Tarocco y que se haya compuesto de 22 arcanos mayores, cuyas imágenes son sintéticas y dotadas de un sentido completo, y de 56 arcanos menores, que integran 14 figuras de cuatros series: oros (que simbolizan las fuerzas materiales), bastos (poder de mando), copas (sacrificio) y espadas (discernimiento, justicia).
Aunque sus orígenes quedan oscurecidos por innumerables opiniones, es posible que Egipto fuera su patria original, si bien Oswald Wirth, uno de los más profundos estudiosos del tarot, citado por Cirlot, afirma que no existen pruebas de que pudiera existir un tarot egipcio.
En todo caso, a partir del s. XIV empiezan a verse en Europa estos juegos de cartas que, poco a poco, van adquiriendo un carácter de juego adivinatorio.
Es muy probable que, en su elaboración como elemento de consulta, el tarot se encontrase vinculado a la kabbalah, teniendo en cuenta que los arcanos mayores tienen el mismo número que las letras del alfabeto hebreo. Esta teoría se hace patente en ocultistas como Piobb que establece una clara adaptación del alfabeto hebreo a las cartas de los mencionados arcanos mayores.
Por su parte Eliphas Levi* dice que el tarot es una obra monumental «singular, sencilla y fuerte como la arquitectura de las pirámides»; lo considera el libro que resume todas las ciencias y cuyas combinaciones infinitas pueden resolver todos los problemas.
Al margen de estos comentarios tan encomiásticos, no cabe duda que cada arcano puede encerrar una enseñanza esotérica.
Expresión usada en el Tarot como sistema oracular o arcanos mayores