El culto cristiano -dice Emilio Burnouf- está distribuído según la marcha del sol y de la luna.
El nacimiento de Cristo coincide con el solsticio de invierno; la Pascua sigue de cerca al equinoccio de primavera.
En el solsticio de verano se celebra la fiesta del Precursor y se encienden las fogatas llamadas fuegos de San Juan.
Las demás fiestas se hallan distribuídas metódicamente en las otras partes del año, siguiendo un orden comparable con el de las ceremonias védicas.
Hay que notar -añade el mismo autor- que el solsticio de invierno ocurre cuatro días antes de Navidad, y el de verano cuatro días antes de la fiesta de San Juan.
El día de Pascua está regulado por el equinoccio, puesto que ocurre el domingo que sigue al plenilunio después del equinoccio de primavera.
Es, pues, probable que las fiestas de Navidad y San Juan sean muy antiguas, que coincidieran primitivamente con los solsticios.
Siendo de cincuenta segundos por año la precesión de los equinoccios, resulta que cuatro días corresponden aproximadamente a 7000 años; pero lo cuatro días no pueden ser completos.
(E. Burnouf, La Ciencia de las Religiones, 3ra. Edición francesa, pág. 232).
Véase: Semana Santa.
Término asociada a la astrología o astronomía.