En la mitología céltica y germánica se llamaban Silfos a los genios del aire.
En lenguaje rosacruz, los Silfos son los Espíritus de la Naturaleza que moran en el aire, en las neblinas y brumas, sobre los fosos y las ciénagas.
Los hombres de ciencia han tratado unas y otras veces de ofrecer una explicación adecuada de los fenómenos de los vientos y de las tormentas, pero han fracasado rotundamente, ni obtendrán jamás éxito mientras traten de ofrecer simples soluciones mecánicas a lo que realmente es una manifestación de la vida.
Si pudieran ver las legiones de Silfos aleteando de un lado para otro, sabrían quienes causan la variabilidad de los vientos.
Y si pudieran observar una tormenta en el mar desde el punto de vista etérico, verían que lo que llaman la "guerra de los elementos" no es una frase vacía, porque el tumulto del mar es entonces realmente el campo de batalla de los Silfos y las Ondinas y los rugidos de la tempestad no son más que los gritos de guerra de los espíritus en el aire.
También los Silfos están sujetos a la muerte, siendo sus cuerpos formados por el éter luminoso, pudiendo vivir millares de años.
Expresión utilizada en mitología.