(Escandinavo). Nombre que los antiguos islandeses daban a la más antigua y terrible forma de magia, que se operaba sobre el fuego, por medio de la poesía o de ciertos cantos.
Las víctimas de estas execrables prácticas quedaban obsesionadas por la idea de que todo el resto de su vida debía ser un encadenamiento de desdichas.
Expresión utilizada en mitología.