El proceso de reconocer y expresar nuestra naturaleza divina.
Cuando la unidad o la alineación se ha establecido entre el individuo encarnado y su alma, y a través del alma con la Mónada (en terminología teosófica) o Chispa Divina, tiene lugar la realización del Ser o de Dios.
El alma entonces ya no es necesaria como el Intermediario Divino y es reabsorbida en la Mónada (del cual es el reflejo).
El Ser puede entonces manifestarse directamente a través de su reflejo, la personalidad en el plano físico, ahora totalmente infundida por el alma.
Término utilizado en esoterismo, espiritualidad o, en el movimiento rosacruz.