Este es el nombre que con mucha impropiedad se suele aplicar a ciertos poderes que son sencillamente producto del desarrollo de fuerzas o facultades psíquicas que existen en estado latente en todos los hombres, y cuya existencia empieza a reconocer la misma ciencia oficial.
Por muy extraños y sorprendentes que nos parezcan los fenómenos producidos por dichos poderes, es un error imperdonable calificarlos de sobrenaturales, milagrosos y aun diabólicos, como lo hacen todos aquellos que desconocen su natural causa productora.
Lo sobrenatural, lo milagroso no existe ni puede existir, porque nada hay en realidad superior o fuera de la Naturaleza y de sus leyes.
Lógico es, por lo tanto, desechar por completo el calificativo de sobrenatural, aplicado a los poderes en cuestión, substituyéndolo con el de anormal, maravilloso, extraordinario u otros que, si bien menos presuntuosos, se ajustan más a la razón y al sano criterio.
Véase: Milagro, Magia, Yoga, etc.
Expresión usada en parapsicología y fenómenos paranormales.