Del latín planus (plano, llano). Extensión del espacio o de algo contenido en él, sea en sentido físico o en el metafísico, por ejemplo, un "plano de conciencia".
En Ocultismo, dicho término designa el campo o extensión de algun estado de conciencia, o del poder perceptivo de una serie particular de sentidos, o la esfera de acción de una fuerza determinada, o el estado de materia correspondiente a alguno de los extremos antes indicados.
[Así, tenemos los planos físico, astral, mental, átmico, mayávico, objetivo, subjetivo, fenomenal, nouménico, etc. Hay en el Kosmos siete planos, tres de los cuales, los superiores, sólo se revelan a los Iniciados, y los cuatro restantes son: el arquetipo, el intelectual o creativo, el substancial o formativo, y el físico o material.
(Doctrina Secreta, I, 221).
Estos siete planos corresponden a los siete estados de conciencia en el hombre.
Cada plano se subdivide en siete, y cada uno de estos últimos se subdivide a su vez en otros siete.
La evolución normal de la humanidad se ejecuta en tres de estos planos: el plano físico, el astral y el mental, llamados también "los tres mundos".
En los dos planos superiores a estos tres, o sean los planos búddhico y átmico, continúa la evolución propia del Iniciado.
Estos cinco planos constituyen el campo de evolución de la conciencia hasta el día en que la humanidad irá a fundirse con la Divinidad.
Los dos planos siguientes, los más elevados, representan la esfera de actividad divina que todo lo rodea y envuelve, y de donde emanan todas las energías divinas que mantienen y vivifican el universo.
Estos dos últimos planos, denominados Anupâdaka y Âdi, el primero, son los planos de la conciencia divina, aquellos en que se manifiesta solo el Logos o la trinidad de los Logoi, y por lo tanto escapan a nuestra comprensión.
(Annie Besant, Estudios sobre la Conciencia).]
Término utilizado en esoterismo, espiritualidad o, en el movimiento rosacruz.