El perdón de los pecados es posible para todo aquel que se tome el trabajo de examinar su vida diariamente, en orden inverso, retrospectivamente, de la noche a la mañana, juzgando todos los actos que haya hecho, prometiéndose rectificar su conducta y errores.
Al hacer esto se borrarán los pecados que se hayan cometido y se transformará en poco tiempo en un hombre mucho mejor que lo que hubiera seguido siendo de no haber puesto en práctica este simple ejercicio.
La doctrina del perdón de los pecados es un hecho real en la Naturaleza.
Si nos arrepentimos, oramos y reformamos, los pecados nos son perdonados.
En caso contrario los borrarán los correspondientes sufrimientos del Purgatorio después de la muerte.
Véase: Retrospección.
Concepto usado en el contexto del catolicismo y la Iglesia Católica