(Del hebreo pêsaj, tránsito). Su término equivalente inglés, Easter, viene evidentemente de Ostara, la diosa escandinava de la primavera. Era el símbolo de la resurrección de toda la Naturaleza, y era adorada al principio de la estación florida.
Era costumbre entre los paganos escandinavos antiguos en dicha época del año, cambiar entre sí huevos de color, llamados "huevos de Ostara", que han venido a ser los actuales "huevos de Pascua".
Según se expresa en la obra Asgard y los Dioses, "el cristianismo dio otro significado a esta antigua costumbre, relacionándola con la fiesta de la Resurrección del Salvador, el cual, como la vida latente en el huevo, durmió en el sepulcro durante tres días antes de que despertara a la nueva vida".
Esto era lo más natural, puesto que Cristo estaba identificado con aquel mismo Sol de la primavera que se despierta en toda su gloria después de la lúgubre y prolongada muerte del invierno.
[Esta misma idea, aunque ligeramente velada, la expone Goethe en la bellísima y pintoresca escena del domingo de Pascua, que figura en la primera parte del Fausto.] -Una de las pruebas más palmarias de la íntima relación que existe entre el cristianismo y el culto del sol y de la luna es el hecho de haber fijado irrevocablemente la Iglesia romana la fiesta de Pascua de Resurrección en el domingo (día del Sol) que sigue inmediatamente al décimocuarto día de la luna de Marzo.
Los cristianos de Oriente celebraban dicha fiesta el día décimocuarto de la luna que sigue al equinoccio de primavera, cualquiera que fuese el día de la semana en que cayese.
De ahí el nombre que se le dió de quartodécimans.
Por otra parte, se ve una estrecha relación entre la fiesta pascual y la vida de la Naturaleza, en el significativo hecho de la distinción establecida entre la Pascua de Resurrección o florida, así llamada por celebrarse en la época de florecimiento de las plantas, y la Pascua de Pentescostés, designada vulgramente en Cataluña con el calificativo de granada, que se celebra siete semanas más tarde, en el tiempo en que comienza la recolección de los frutos de la tierra, por lo cual se designa en las Escrituras con el nombre de Fiesta de las Primicias, que celebraban solemnemente los judíos también cincuenta días después de la primera Pascua.
-Véase: Huevos de Pascua y Pentecostés.
Voz asociada con religión y religiones antiguas.