Cuando el hombre está libre del cuerpo denso al morir, su poder espiritual vuelve a él de nuevo, en cierto grado, y puede leer las imágenes en el polo negativo del éter reflector de su cuerpo vital, que es el asiento de la memoria subconsciente.
Su vida toda, pasa ante su vista como un panorama, presentándose los sucesos en orden inverso.
Los incidentes de los días que precedieron a la muerte se presentan primero y así hacia atrás a través de la virilidad, juventud, niñez e infancia.
Todo se registra.
El hombre permanece como espectador ante este panorama de su vida pasada.
Ve las escenas conforme pasan y se van imprimiendo en sus vehículos superiores, pero se siente impasible ante ellas en aquellos momentos.
Esto está reservado cuando llegue la hora de entrar en el Mundo del Deseo que es el mundo del sentimiento y de la emoción.
Este panorama dura desde una cuantas horas hasta varios días, dependiendo del tiempo que una persona puede mantenerse despierta, cuando es necesario.
Algunos pueden mantenerse despiertos únicamente doce horas, o menos aún; otros pueden hacerlo así, según la ocasión, por cierto número de días; pero tanto tiempo como el hombre pueda permanecer despierto, permanece también el panorama.
La imagen que se ha impreso sobre el vehículo del sentimiento y de la emoción, el cuerpo del deseo, es la base del sufrimiento consecuente en la vida del Purgatorio por nuestras acciones malas, y de la alegría en el Primer Cielo en virtud del bien hecho en la vida pasada.
Expresión usada en parapsicología y fenómenos paranormales.