Con este nombre se designaban las diversas pruebas del fuego, del hierro candente, del agua en ebullición o fría, del duelo y otras a que se apelaba en la Edad media para probar la verdad de una cosa o la inocencia de una persona.
Tales pruebas se llamaban ordinariamente "Juicios de Dios".
Término utilizado en esoterismo, espiritualidad o, en el movimiento rosacruz.