Pronunciar un nombre, no sólo es definir un ser (una entidad), sino también ponerlo, en virtud de la emisión de la palabra, bajo la influencia de una o más potencias ocultas
Para cada uno de nosotros, las palabras son lo que hace de ellas la Palabra al tiempo de nombrarlas
Las palabras y los nombres son benéficos o maléficos, dañinos o saludables, según las influencias ocultas que la suprema Sabiduría asignó a sus elementos, esto es, a las letras que los componen y a los números correlativos a dichas letras
(Doctrina Secreta, I, 121)
Grande es el poder de los nombres, y es conocido desde que los primeros hombres fueron instruídos por los Maestros divinos. (Id., II, 811)
Véase: Mantra.
Símbolos o conceptos simbólicos utilizado en esoterismo o religiones.