Es la meta final budista, la extinción del karma, la llegada al estado de beatitud que supone el fin del largo ciclo de la existencia, el final de la ignorancia, los esfuerzos y el dolor.
Es la salida final de este mundo, a la que da sentido la tercera Noble Verdad del sermón de Bernarés.
En contra de lo que mucha gente piensa, el nirvana no supone para el budista la aniquilación de su propio Yo, sino la de esa falsa idea que persiste del Yo, para lograr alcanzar el propio Yo puro.
Para acceder al nirvana el devoto cuenta con varios métodos, todos ellos reunidos en el Pequeño Vehículo y en el Gran Vehículo.
Ver Vehículo Pequeño y Vehículo Grande.
Expresión usada en budismo y sus tradiciones.