(Hebreo). Profecía, adivinación. Es el más antiguo y más respetado de todos los fenómenos místicos
En la Biblia se da este nombre al don profético, que con razón se halla incluído entre los poderes espirituales, tales como la adivinación, visiones clarividentes, éxtasis y oráculos
Pero así como los encantadores, hechiceros, adivinos, y hasta los astrólogos son rigurosamente condenados en los libros de Moisés, la profecía, la visión extraordinaria y el nabia aparecen como especiales dones del cielo
En tiempos primitivos, aquellos que poseían tales dones eran denominados epoptai (videntes), palabra griega que significa iniciados
También se les designaba con el nombre de nebim, "plural de Nebo, dios de la Sabiduría en Babilonia"
El cabalista hace una distinción entre el vidente y el mago; el uno es pasivo, el otro es activo; nebirah es el que mira en lo futuro y el clarividente; nebi-poel es el que posee poderes mágicos
Sabemos que Elías y Apolonio recurrían al mismo medio para aislarse de las perturbadoras influencias del mundo exterior; esto es, envolviendo por completo su cabeza con un manto de lana, por ser una materia mala conductora de la electricidad, según debemos suponer.
Concepto utilizado en el judaísmo o, cábala