Por lo general, personificación de representaciones generadoras de angustia y que guardan relación con el mundo exterior o con aspecto de la propia alma que se intuyen amenazadores.
En la Biblia personifican, por ejemplo el Leviatán, aquello que es enemigo del orden promulgado por Dios.
En los cuentos y leyendas aparecen a menudo como protectores, guardianes o raptores de una doncella, contra quienes es preciso luchar para vencerlos; esto se interpreta por el psicoanálisis como símbolo de las dificultades y pruebas que hay que superar en el cambio hacia la maduración de la personalidad.
Expresión utilizada en mitología.