Monstruo o ser mixto de la mitología griega, con cuerpo de hombre y cabeza de toro, el rey Minos lo tenía prisionero en el Laberinto, pero era preciso ofrecerle todos los años en sacrificio (o cada nueve años, según versiones) a unos jóvenes atenienses de uno y otro sexo, hasta que fue vencido por Teseo con ayuda del hilo de Ariadna.
Simboliza las fuerzas destructoras ocultas; en algunos aspectos coincide con los significados simbólicos del centauro.
Expresión utilizada en mitología.