Los musulmanes hablan de una figura legendaria que figura en el Corán dando nombre a la sura 31, "Sura de Luqman", en donde da una serie de consejos a su hijo.
La tradición posterior le ha atribuido algunas fábulas e incluso se le ha intentado identificar con un esclavo etíope.
"Agraciamos a Luqmán con la sabiduría, diciéndole: "Agradece a Dios". Mas, quien agradece ciertamente, lo hace en beneficio propio; en cambio, quien desagradece, ciertamente Dios es de suyo opulento, loable.
Recuérdate de cuando Luqman dijo a su hijo, exhortándole: Oh, hijito mío, no atribuyas copartícipes a Dios, porque la idolatría es una grave iniquidad".
Expresión usada en budismo y sus tradiciones.