Proceso según el cual ciertos investigadores, como Schneider, consideran que la continuidad de la vida queda asegurada por el sacrificio; así, por ejemplo, las muertes permiten los nacimientos.
También, y en un cierto momento, todos los contrarios se fusionan, terminando por invertirse. Siguiendo esta pauta, el amor se puede convertir en odio, lo constructivo en destructivo y el mal en bien. La ambivalencia, el contraste, son, pueden ser la «unión o coincidencia de los opuestos». Por eso, según Jung*, los alquimistas describían lo incognoscible por medio de contrastes.
La inversión es un proceso que tuvo y tiene infinidad de representaciones simbólicas. Según Cirlot, una situación humillante, cual fue el caso histórico de hacer pasar a los romanos bajo las «horcas caudinas», se pudo transformar más tarde en otra glorificadora: la obsesión de este pueblo por el arco de triunfo.
Afirma también, que la costumbre que tienen ciertos estamentos populares de poner las imágenes de los santos cabeza abajo o cara a la pared, no significan un «castigo» a la imagen, sino más bien un simbolismo claro de inversión: al hacerlo, la posición invertida de la efigie será causa de que al devoto se le invierta también su destino actual, mejorándolo.
Símbolos o conceptos simbólicos utilizado en esoterismo o religiones.