La Gran Madre, o Gran Diosa forma parte de los cultos más ancestrales, ya que en los tiempos prehistóricos no se conocían, especialmente en Europa, dioses masculinos.
La Gran Madre era un ser inmortal, inalterable y todopoderoso.
Se le atribuían las fases de la luna correspondientes al cuarto creciente, luna llena y cuarto menguante.
Esta división tripartita dio lugar en la mitología griega a tres correspondencias divinas: las diosas Selene, Afrodita y Hécate.
Expresión asociada a la Nueva era.