Exactamente es «la adivinación por la tierra».
La técnica adivinatoria se podía realizar de dos maneras.
La primera se hacía con tierra; se recogía polvo del suelo y se echaba sobre una superficie lisa.
Se originabais así una serie de figuras que poseían un significado que permitía predecir los acontecimientos futuros.
La segunda forma se realiza en el mismo suelo y constituye una modalidad que ha sido utilizada durante muchos siglos, especialmente en el mundo árabe, de donde pasó a Europa.
El adivino arroja piedrecitas al suelo, o bien con un bastón hace unos agujeros en la tierra a distancias irregulares.
Después cuenta las piedras arrojadas o los agujeros formados y siguiendo un sistema bastante complicado los distribuye por grupos.
Actualmente se emplea el sistema de escribir un número de puntos dispuestos sobre varias líneas en un papel.
Con los puntos o los agujeros hechos se forman doce figuras y seguidamente se dibujan las doce casas de los signos zodiacales.
Según la casa en que se encuentre, cada figura tiene su propio sentido.
En el moderno esoterismo la geomancia es el conocimiento de las líneas o lugares de fuerza existentes en la Tierra, la cual, siguiendo la teoría de Gaia* es un organismo vivo y se encuentra atravesada por vías nerviosas.
La radiestesia permite descubrir tales líneas o corrientes telúricas.
Utilizando estos antiquísimos métodos los druidas celtas, por ejemplo, encontraban estos lugares por medio de una varilla mágica muy similar a los báculos de los obispos cristianos.
Investigadores de esta materia descubrieron que gran número de iglesias y lugares de culto antiguo estaban situados de forma que si se unían unos con otros formaban una línea recta.
El feng-shui* es una modalidad de la geomancia.
Término relacionado con magia, amuletos, sistemas oraculares.