(730?-765?) Famoso alquimista sufí* árabe, nacido en Khufa, en la Arabia meridional. Abu Djabir ibn Hayyan al-Sufi, más conocido en Occidente por Geber, fue llamado admirativamente «rey de los árabes y príncipe de los filósofos», siendo para muchos el más grande de los filósofos herméticos que produjo el Islam.
Geber adquirió muy pronto un gran renombre por su maestría y erudición en un vasto campo de disciplinas que incluían desde la astrología y astronomía hasta la filosofía y la música, pasando por la medicina y las matemáticas.
Geber escribió tal inmensa cantidad de tratados ---si bien la extensión de los mismos no sea equiparable en muchos casos a los de un libro normal de nuestros días que es lógico pensar que se trataba de un ser superdotado. Una de sus obras más importantes es la Summa de la perfección, en la que se puede hallar por primera vez uno de los principios fundamentales de la alquimia*: todos los metales están compuestos de dos elementos básicos: el azufre y el mercurio de los filósofos.
Pero tanto el uno como el otro no corresponden a los elementos químicos conocidos por estos nombres; simplemente hacen referencia a dos elementos constitutivos de la materia, y reciben esos nombres para despistar al profano. El azufre de los filósofos contendría la naturaleza caliente y seca, mientras que el mercurio incorporaría lo frío y húmedo.
Geber afirmaba que todos los cuerpos químicos incluyen los cuatro elementos primordiales: tierra, agua, aire y fuego, de los que ya había hablado Aristóteles. Identificaba esos elementos en una determinada sustancia mediante sucesivas destilaciones. Cuando éstas se verificaban sobre materias orgánicas obtenía cuatro sustancias: un líquido que para él era equivalente al unía, un aceite de características inflamables en el que suponía que se encontraba el elemento aire; una sustancia combustible que equiparaba al fuego y, por último una especie de residuo mineral que equivaldría al elemento tierra.
Sherwood Taylor, al referirse a este gigante de la alquimia*, escribe: «Geber pensaba que, de esta manera, el alquimista podía obtener el elemento completamente frío de su "agua", el elemento totalmente húmedo de su "aceite", el seco de su "tierra'', y el cálido de su "tintura".
Este último término parece designar a una sustancia que anuncia la Piedra ,filosofale, pues la describe como un cuerpo transparente, brillante, lustroso y rojo.
Cabe pensar que dicho elemento faltaba en los metales vulgares y estaba presente en el oro.
Después de haber obtenido esos "elementos puros", el alquimista los mezclaba según proporciones muy específicas a fin de elaborar el elixir conveniente. Éste se aplicaba a un metal cualquiera, de una manera por demás complicada, y entonces se producía la transmutación.»
En el campo de la filosofía y de la mística Gebcr participó de manera intensa en el sufismo* y, en consecuencia, en sus trabajos alquímicos buscaba no tanto la transmutación de los metales como la del propio individuo.
Expresión usada en alquimia.