La división de los sexos se efectuó en un estado muy primitivo de la evolución humana, cuando el hombre no tenía todavía ni cerebro ni laringe.
Una mitad de la fuerza creadora fue entonces dirigida hacia arriba con objeto de que esos dos órganos pudieran formarse.
El cerebro se hizo para la evolución del pensamiento, con el cual crea el hombre en el Mundo Físico.
La laringe también la hizo la fuerza sexual creadora, para que el hombre pudiera expresar sus pensamientos.
La relación entre esos órganos y la fuerza que se expresa por los órganos creadores inferiores, se hará palpable si recordamos que el adolescente, que posee la fuerza creadora positiva, cambia de voz en la pubertad, esto es, cuando puede empezar a propagar su especie.
Además, el hombre que abusa de su fuerza sexual se idiotiza, mientras que el pensador profundo que emplea casi toda su fuerza creadora en pensamientos, tiene poca o ninguna inclinación hacia las prácticas amorosas.
Antes de esta división, el hombre, como algunas plantas actuales, era una unidad completa, creadora, capaz de perpetuar su especie sin ayuda de otro.
Las facultades del pensamiento y del lenguaje, se han comprado al precio de ese poder creador; pero ahora, esa mitad de la fuerza creadora, que se expresa a través del cerebro y de la laringe, puede emplearse para crear cosas del mundo; casas, barcos, ferrocarriles, aviones, etcétera.
Símbolos o conceptos simbólicos utilizado en esoterismo o religiones.