El nacimiento de la francmasonería se ha fijado por los propios masones en la leyenda de Hiram, gran arquitecto del Templo de Jerusalén,
"Contábamos con un hábil arquitecto, un respetable maestro que poseía todas las cualidades y los talentos que constituyen la perfección, se llamaba Hiram. Procedía del país donde nace la luz y trabajaba desde hacia siete años en la construcción del templo de Jerusalén. Los obreros que de él dependían eran muy numerosos, y se hallaban divididos en tres categorías: aprendices, compañeros y maestros.
Cada clase tenía su palabra clave de reconocimiento, en virtud de la cual el pagador les abonaba a unos y a otros, salarios distintos, graduales. Los trabajos tocaban ya a su fin, cuando tres compañeros, descontentos con su paga y deseosos de alcanzar como fuese el grado de maestro, trataron de conseguirlo por la fuerza, arrancando a alguien la palabra clave que caracterizaba a estos obreros, muy especializados. Y sabedores de que cada día, al estar el sol en el cenit, Hiram visitaba regularmente el edificio en construcción, se pusieron de acuerdo para lograr sus propósitos. Se apostaron en las tres puertas del templo, uno en cada una de ellas, esperando al maestro de los maestros. Hiram les hizo saber que aquel no era el método, más apropiado para lograr el ascenso, sino que debían esperar a que el tiempo les diese la sabiduría necesaria para lograrlo. Descontento por aquella respuesta, uno de los compañeros le atacó con la regla de madera que llevaba en la mano. Al huir Hiram hacia otra puerta, encontró en ella a un segundo compañero que le hizo la misma pregunta. Tras idéntica respuesta dio un fuerte golpe a Hiram con su férrea escuadra. Hiram huyó hacia la tercera puerta, donde el otro compañero le hizo la misma pregunta y al obtener la negativa por parte del maestro, le dio con su mazo en la cabeza causándole la muerte. Los asesinos al reunirse se preguntaron si alguno había conseguido la palabra que buscaban. Al comprobar que ninguno la tenía se desesperaron por haber cometido un crimen inútil, cargaron el cuerpo de Hiran y tras esperar la llegada de la noche, lo enterraron en un bosque cercano plantando sobre su tumba una acacia. La ausencia de Hiram no tardó en ser notada. Los maestros se reunieron en la sala del mediodía, la cual quedó revestida de cortinajes negros en señal de duelo".
Concepto propio de los masones, masonería.