Expresión utilizada en mitología.
Ave fabulosa del tamaño de una águila que vivía en el desierto de Arabia y que, cuando veía próximo su fin, preparaba una pira con leños aromáticos.
Tras perecer quemándose voluntariamente en ella, renacía de la médula de sus propias cenizas.
En la mitología egipcia el fénix regresaba cada quinientos años a Heliópolis.
En alquimia'', el fénix corresponde al color rojo y es el símbolo de la regeneración de la vida universal, y la culminación de la obra.
El ave sagrada de los antiguos egipcios (llamada por ellos benu o bonie), identificada al principio con el aguzanieves, luego con la garza o con un halcón dorado que tenía cabeza de garza; era una personificación de la divinidad solar (y se posó en la montaña primigenia cuando fue creado el mundo) y presidía la carrera cotidiana del Sol así como la crecida anual del Nilo.
Esta relación con eventos que se reiteran cíclicamente fue reinterpretada por griegos, romanos y padres de la Iglesia cristiana (estos remitiéndose generalmente al Physiologus), hasta que resultó el muy difundido símbolo del pájaro que después de cierto número de años (500, 1000 y 1461, según versiones), se prende fuego a sí mismo y renace de sus cenizas.
En esta versión es un símbolo de Cristo así como de la inmortalidad (resurrección de los justos que vence a la muerte).