Además del cuerpo físico y el cuerpo vital tenemos también un cuerpo construido de materia de deseos, del cual salen nuestras emociones y sentimientos.
Este vehículo nos impele también a buscar la satisfacción de nuestros sentidos.
Pero mientras los dos instrumentos arriba mencionados están bien organizados, el cuerpo de deseos aparece a la vista espiritual como una nube ovoide que se extiende entre 16 a 20 pulgadas alrededor del cuerpo físico.
Se halla sobre nuestra cabeza y debajo de los pies de modo que el cuerpo denso se asienta en el centro de esa nube en forma de huevo al igual que la yema está en el centro de un huevo.
La razón del porqué del estado rudimentario de este vehículo está en que ha sido añadido a la constitución humana más recientemente que los cuerpos mencionados antes.
Los brazos y las piernas, las orejas y los ojos no son necesarios para usar el cuerpo de deseos, porque éste puede cursar el espacio más velozmente que el viento y sin necesidad de tales medios de locomoción que necesitamos en el mundo visible.
Cuando se le ve con la vista espiritual parece que hay en este cuerpo de deseos una multitud de vórtices giratorios. Desde el vórtice principal en la región del hígado, hay un flujo constante que se irradia hacia la periferia de este cuerpo de forma ovoidal y que retorna al centro por medio de otros muchos vórtices.
El cuerpo de deseos muestra todos los colores y sombras que nosotros conocemos y un número infinito de otros que son indescifrables por el lenguaje humano.
Llegará el día en que podremos utilizar nuestro Cuerpo de Deseos como hoy lo hacemos con el Denso, con la ventaja de no encontrar obstáculos físicos de ninguna naturaleza.
Símbolos o conceptos simbólicos utilizado en esoterismo o religiones.