Es una de las figuras simbólicas más frecuentes como representación de lo estático e inmóvil, a menudo con referencia al círculo, o en contraste con éste.
Simboliza la tierra en contraposición con los cielos, lo limitado frente a lo ilimitado; también representa los cuatro puntos cardinales.
Uso frecuente como planta de templos, altares y ciudades, también como unidad arquitectónica, especialmente en la románica y sistemas derivados.
Los chinos veían cuadrado el Cosmos y también la Tierra.
Para los Pitagóricos el cuadrado simboliza la acción conjunta de los cuatro elementos y por tanto las fuerzas reunidas de Afrodita, Deméter, Hestia y Hera personificadas en síntesis, la madre de los dioses Rea.
Según Platón el cuadro y el círculo representan la belleza absoluta.
En el Islam el cuadrado interviene en numerosos aspectos; se dice por ejemplo, que el corazón de los hombres vulgares es cuadrado porque obedece a las cuatro inspiraciones posibles: la divina, la angélica, la humana y la diabólica (en cambio el corazón de los profetas es triangular porque ha dejado de ser susceptible a las asechanzas del Diablo).
En el Arte cristiano, a veces el cuadro representa la Tierra en contra posición con el cielo; son cuadrados los nimbos de los santos que todavía viven (en la época en que son retratados), para indicar que esta figura todavía pertenece a este mundo.
C. G. Jung considera el cuadro como símbolo de la materia, de lo corporal, de la realidad terrestre.
Símbolos o conceptos simbólicos utilizado en esoterismo o religiones.