Símbolos o conceptos simbólicos utilizado en esoterismo o religiones.
Símbolo muy utilizado en hermetismo y muy especialmente en alquimia*.
Según Jung* la corona radiante es el símbolo de que se ha cumplido la finalidad más alta de la evolución humana. Quienes triunfan sobre sí mismos logran «la corona de la vida eterna».
En las prácticas mágicas de la Antigüedad se utilizaba una corona de lino y cera, que se colocaba sobre la imagen de una deidad con la que alguien quería reconciliarse.
También solían colocarse sobre aquellas personas que se querían preservar de desgracias o de influencias malignas.
A estas coronas se las denominaba precisamente, «coronas mágicas».
Hay que establecer una distinción en lo tocante al material de que están hechas las coronas; las de ramas entrelazadas o de flores, y las de otras materias más consistentes.
Las primeras sirvieron desde la antigüedad como ornato personal, signo honorífico o distinción de los elegidos en competiciones, fiestas y celebraciones rituales (incluso llevaban guirnaldas y coronas los animales destinados al sacrificio); de algunas coronas se creía que ahuyentaban la embriagues (hiedra, inicialmente, luego también otras plantas aromáticas).
También la Biblia habla de coronas honoríficas, de alegría o de la victoria. La corona de la victoria de los antiguos adquirió en el cristianismo el significado de la salvación alcanzada; así aparece el lápidas, a veces combinada con el crismón o con la paloma y el Cordero.
Tanto en la antigüedad moderna los vencedores solían recibir la corona de laurel; desde la época de los humanistas y queriendo emular a los antiguos, también los artistas, especialmente los poetas, así como los sabios, aspiraron a tan preciada distinción.
La corona de Adviento, hecha de ramas entretejidas de abeto y provista de cuatro velas, es símbolo de disposición y buena esperanza (no antiguo, puesto que su aparición y buena esperanza (no antiguo, puesto que su aparición data de la primera guerra mundial).
En cuanto a las coronas de materiales nobles y destinadas a enaltecer la parte más noble de la persona, los espigones o florones dispuestos radialmente, además de la simbología solar recuerdan algunos aspectos simbólicos de los cuernos; el aro remite a los significados del círculo.
La corona siempre es expresión de dignidad, de poder, de santidad o de una situación excepcionalmente festiva.
En la mayoría de las culturas es atributo del soberano; entre los judíos, el sumo sacerdote también ostentó corona o más bien una especie de diadema de oro.
Entre los egipcios y los soberanos eran en sí mismas objetos revestidos de poder mágico, y tuvieron oculto propio así como algunos himnos propios.
Tanto en el hinduismo y el budismo como el Islam la corona (a veces unida a la flor de loto) significa la exaltación del espíritu sobre el cuerpo.
La Biblia alude reiteradamente a la corona de la vida y la corona de la inmortalidad, que significan el estado de salud eterna.
Oriente y Occidente comparten la costumbre de que lleven corona las novias como signo de virginidad y también de elevación a un estado nuevo y más favorecido.
A los difuntos en especial se habían fallecido solteros, se les colocaba una corona funeraria en la sepulcro para recordar su inminente unión con Dios.