Movimiento sectario cristiano fundado en el siglo II por Arrio. Es el resultado del conflicto entre la deificación de Jesucristo y la tradición monoteísta que el cristianismo había heredado del judaísmo. Según los arrianos, Cristo como Hijo de Dios no era eterno, sino que había sido creado por Dios Padre. Con ello se reducía a Cristo al rango de divinidad inferior.
Arrio defendía que si Dios es mucho más elevado en su majestad y en su virtud para crear inmediatamente el mundo entrando en relación directa con él, la creación misma por otro lado es demasiado grosera para que se ejerza sobre ella la acción inmediata de Dios. Por tanto para querer crear el mundo tenía necesidad de un intermediario, de un instrumento que era el Logos o el Hijo, cuya substancia no es igual a la del Padre, pues de lo contrario el mundo no hubiese existido. Como fuera de Dios no había materia y no existía nada, en general, de que el Hijo pudiera ser creado, el Hijo no siendo de la substancia de Dios, fue creado de la nada. No siendo nacido de la substancia eterna del Padre, el Hijo no es de una manera absoluta eterno, siendo sólo intermundano.
El movimiento, que había empezado en Egipto se propagó sin interrupción entre los mismos cristianos. El emperador Constantino el Grande intentó calmar los ánimos promoviendo el concilio de Alejandría que finalizó con la condena del arrianismo. Fue condenado como herético en el Concilio de Nicea (325) y en el de Constantinopla (381).
Pese a la muerte de Arrio el año 337, el arrianismo se extendió por Oriente, fortaleciéndose en Occidente con la invasión de los suevos, alanos, vándalos y visigodos. Fue España un lugar de fuerte raigambre arriana hasta que el año 589 el concilio de Toledo consiguió que el rey Recaredo hiciese profesión de la fe cristiana y que el arrianismo fuese abandonado.
Símbolos o conceptos simbólicos utilizado en esoterismo o religiones.