SALUD: "Libertad o bien público o particular de cada uno."
Diccionario de la lengua española.
En condiciones óptimas el cuerpo es un mecanismo afinado, donde las diferentes partes trabajan para el bien de la totalidad. Cada sistema, cada órgano, cada célula son una entidad en si mismos, y sin embargo cada uno es una parte de un sistema mayor. Deben, por lo tanto, además de autorregularse, someterse a las exigencias de una totalidad mayor, trabajando en armonía con los demás componentes. Asimismo en una persona sana, cada una de las partes que la componen exige un funcionamiento óptimo en sí mismo y en función de sus otras partes. Por lo tanto la salud, que es un bien de cada uno, nos pide que organicemos nuestras diferentes partes: mente, cuerpo y emociones en una relación de funcionamiento armonioso; que encontremos la justa o la sana medida de interferencia y dependencia de una parte en la otras y, viceversa, de tal manera que ninguna sea olvidada ni sobrexigida. Si mente, cuerpo, y emociones operan como una unidad, lo que pensamos y sentimos afectar el cuerpo, e inversamente, el estado del cuerpo influir sobre como pensamos y como experimentamos o sentimos. En este momento, necesitamos, por lo tanto, saber en que medida estamos sobrexigiéndonos u olvidándonos y principalmente en que rea. Es el momento de hacer un inventario de nosotros mismos, de discriminar entre las prioridades, de evaluar el uso que hacemos de nuestras capacidades, características, y, sobre todo, de reconocer nuestras limitaciones. En cada una de nuestras "partes" y en el funcionamiento de la totalidad de cada uno. Cuando empezamos este camino, en la búsqueda de la sanación, o sea del restablecimiento de la salud se nos hace obligatorio el encuentro con nosotros mismos. Pasa por el reconocimiento de quienes somos. Habla de buscar el entendimiento, una definición más clara de nosotros mismos. Que recuperemos la perfección de nuestra naturaleza y que lleguemos a ser precisamente lo que estamos hechos para ser, aquello que sólo cada uno de nosotros somos.
Las consecuencias de no respetar nuestra propia naturaleza son, entre muchas, otras la enfermedad o el estado no sano.
La realidad tiene tanto un "adentro" como un "afuera". Si indagamos la relación existente entre lo que somos por dentro y lo que nos rodea en el afuera, la relación entre el mundo interno de la mente y los sentimientos, y el mundo externo de la forma y el cuerpo, podemos tener una pista segura del camino que estamos eligiendo hacer, del que va en dirección contraria a nuestra naturaleza o del que va en dirección a la autorrealización, plenitud y armonía.
El redescubrimiento del camino que va en dirección a esta integridad es nuestro mayor deseo y nuestra mayor necesidad. De que somos capaces de reunir todas nuestras partes y relacionarnos con ellas de forma integrada, armónica, fluida y por lo tanto sana.
Conocer las pautas e impulsos que actúan debajo de la percepción consciente de quienes somos, por lo tanto nuestras propias trampas, es nuestro mayor desafío para convertirnos en un mejor canal para ser quienes somos. Esta información almacenada en nuestra memoria inconsciente influye y condiciona la forma como nos conectamos con el mundo y enfrentamos nuestra vida cotidiana. Traer a conciencia ese contenido (poner afuera lo que esta escondido adentro), relacionarse con él y poder expresarlo, es asumir y valorar quienes somos realmente.
El Tarot es un libro que nos conecta con la trascendencia, con la sabiduría universal a la que todos pertenecemos, pero también con nuestra sabiduría más profunda y esencial, única. Y como tal, un instrumento que nos posibilita acceder a esa información guardada o escondida en nuestro inconsciente. En otras palabras, un instrumento que puede ser utilizado como herramienta de auto-conocimiento y desarrollo de nuestras características, potencialidades, limitaciones, miedos, etc...
Los orígenes del Tarot son difusos. Existen teorías de que su origen esta en el antiguo Egipto, hay otras que hablan de su origen en la Edad Media, y otras más. Meternos en este tema más profundamente, en este instante, me parece poco pertinente por que generaría más polémica que algún tipo de aporte para la relación que queremos abordar entre el Tarot y la Salud. Mas allá de determinar la época con precisión, lo que me interesa es destacar la antigüedad, que queda evidente sea cual sea el origen que, por un motivo u otro, elijamos como verdadera.
Centrarnos en la antigüedad nos lleva a cuestionar justamente la efectividad de este instrumento. Si pensamos que es utilizado hasta los días de hoy, esta validado por su propia permanencia. Pero la otra pregunta es ¿Qué lo hace vigente? ¿Cuál es la propiedad o característica de este instrumento que lo hace permanecer "hablando" al hombre a través de los tiempos?
Desde el punto de vista evolutivo el hombre ha cambiado, no solo físicamente como en la forma de establecerse, de comunicarse, de estructurarse como sociedad. Esto conlleva cambios también de valores, principios, desafíos, prioridades, que alteran el cotidiano, la forma de reconocerse y relacionarse en el diario vivir y también en el ámbito más trascendente de la vida, el transpersonal o espiritual. Si a través de esta misma evolución vamos cambiando nuestro entorno, sustituyendo mecanismos y utilitarios, vestimenta, medios de locomoción, de comunicación-n, etc. más antiguos por otros más acordes con el momento en que estamos viviendo, como puede un instrumento que no ha cambiado significativamente en su estructura desde hace mucho, seguir teniendo el mismo valor que antiguamente.
Estudiando el Tarot como oráculo, buscando develar el significado de sus cartas nos deparamos con una cantidad significativa de signos que se relacionan con creencias y mitología de distintas culturas; desde las más antiguas y/o desconocidas hasta las más comunes o conocidas. Por lo tanto es casi como un compendio de la existencia humana, traducida en signos. Sin embargo hay un punto común en los distintos tiempos que el hombre ha vivido: la búsqueda de lo que lo transciende, de lo que no puede explicar con los recursos que es capaz de desarrollar racionalmente. Este es a mi modo de ver la diferencia cualitativa que tiene el Tarot: la propiedad de conectar el hombre con un mundo que no puede medir, cuantificar, que no es capaz de registrar por ningún instrumento, pero que es capaz de experimentar y simbolizar. Podríamos decir entonces que el Tarot, a través de su simbología es capaz de conectarnos con nuestras experiencias internas, mostrando relaciones entre vivencias o situaciones que hubieran pasado inadvertidas, además de darles un sentido. Carl Jung, psicólogo suizo, sostuvo que " La conciencia comprende las ideas y las acciones que están bajo el control de la voluntad. Bajo esta, están las facultades mentales y los recuerdos que se pueden extraer hasta la conciencia y, además, una vasta reserva de recuerdos individuales (percepciones, experiencias y deseos) a los que tenemos ocasionalmente cuando emergen a la conciencia a través de los sueños o mediante recuerdos repentinos"1 Pero, el gran aporte de Jung, es el descubrimiento de un nivel todavía más profundo, de lo que llamamos inconsciente. Analizando los sueños de diferentes pacientes, observó la recurrencia de ciertas imágenes simbólicas y su similitud con contenidos de mitos, leyendas y rituales de culturas tanto occidentales como orientales y " llegó a la conclusión de que no solo algunos símbolos tiene un significado universal como también influyen en los aspectos del pensamiento y la conducta humanos".2 A este "espacio" llamó inconsciente colectivo, "sede de esos modelos de pensamiento y comportamiento que a lo largo de los milenios la experiencia humana ha configurado como lo que ahora reconocemos como emociones y valores. Esas imágenes primordiales no pueden ser extraídas hasta la conciencia: solo pueden ser examinadas de forma simbólica, o como imágenes proyectadas por nuestras mentes en el mundo exterior"3
A estos modelos dio el nombre de "Arquetipos": imágenes que usamos como referente en todas las etapas de nuestras vidas y que residen en el fondo de todas las personas.
A estas áreas podemos acceder de modo voluntario, a través de la Psicología, de las distintas disciplinas holisticas, que apuntan precisamente a hacer explícito lo que permanece oculto. Partiendo de lo que es arquetípico, abriendo canales que posibiliten el restablecimiento de la comunicación entre los dos "mundos", ligándolos y sanándolos.
El Tarot propone símbolos que se conectan de manera casi directa con los de la persona y hacen patente lo que muchas veces no se logra evidenciar espontáneamente o que, a través de procedimientos sistemáticos, demoraríamos mucho más tiempo. En este sentido puede ser una gran herramienta en los procesos del desarrollo personal como también de apoyo a procesos terapéuticos más formales.
"Según Jung, un individuo es psicológicamente sano cuando la mente consciente e inconsciente están en equilibrio dinámico. Sostenía que la energía psíquica ( la "fuerza vital") fluía desde el subconsciente hasta la conciencia para satisfacer las demandas da la mente consciente y en dirección opuesta para satisfacer la mente inconsciente."4La felicidad, la autorrealización, el encuentro con uno mismo consiste en la capacidad de hacer la conexión armónica, por lo tanto sana, de estos dos mundos:
UN ENCUENTRO CON NUESTRA PROPIA NATURALEZA,
que constituye el bien más precioso que tenemos: LA SALUD.