Caminamos así hasta llegar a nuestro sitio. Por lo general, en los Dojos Zen tradicionales, cada practicante tiene un lugar determinado. En el se encuentra un zafu (cojín de Zazen) y un zafuton (especie de estera o cojín plano). El zafu es un objeto altamente apreciado y respetado en el Zen. No es un cojín vulgar, sino el asiento del Buda. El origen del zafu se remonta al Buda Shakyamuni. Se cuenta que antes de inmovilizarse en Zazen, el Buda se fabricó un cojín de hierbas secas, con el fin de poder bascular la pelvis hacia adelante y poder apoyar con fuerza las rodillas en el suelo. De esta manera se consigue una postura estable y equilibrada y una curva lumbar justa. El zafu nunca debe ser golpeado con el pie, ni arrojado, ni maltratado.
Cuando llegamos delante del zafu saludamos con las palmas de las manos juntas (gassho), manifestando así nuestro respeto hacia el lugar en el que nos convertiremos en Buda y nos situamos delante de nuestro zafu, frente al muro, una vez que hemos bordeado el zafu por la izquierda.
Nos sentamos sobre el zafu tranquilamente, sin precipitación y sin dejarnos caer como un peso muerto. Controlamos el movimiento que nos conduce de la posición erguida a la posición sedente. Nos sentamos justo en el centro del zafu, ni demasiado a la izquierda ni demasiado a la derecha, ni demasiado al borde ni demasiado atrás. Para Zazen existen dos posturas posibles: loto y medio loto.
Dogen Zenji escribe en el Fukanzazengi: "Para la postura de loto poned primero vuestro pie izquierdo sobre el muslo derecho y el pie derecho sobre el muslo izquierdo. Para la postura de medio loto, contentaros con presionar vuestro pie izquierdo contra el muslo derecho.
A parte de estas dos posiciones; son válidas para Zazen, la postura llamada Seiza, que es un sentarse sobre los talones, con apoyo de banquitos, sujeta-barbillas, etc.
Lo esencial de Zazen es que las rodillas se apoyen fuertemente en el suelo y las nalgas sobre el zafu. Este triángulo es la base de la postura de Zazen.
Una vez que hemos tomado bien esta posición de piernas debemos estirar completamente la columna vertebral, estirar la nuca y recoger la barbilla. Encerramos los dedos pulgares en los puños, colocamos estos sobre las rodillas, vueltos hacia arriba y nos balanceamos de izquierda a derecha, siete u ocho veces. Comenzamos con una oscilación amplia y poco a poco vamos disminuyendo la amplitud, al igual que un péndulo, hasta recuperar la perfecta verticalidad..